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Voces de Esperanza

Tan pronto como el coronavirus provocó el confinamiento de la población, la Delegación de Medios intentó adaptarse a las nuevas circunstancias. Conscientes de que la vida parroquial en torno al templo impulsa la esperanza de muchas personas, se ideó un espacio web capaz de canalizar toda esa fuerza. Así, www.pastoralsantiago pasó a ser un instrumento diocesano de comunión y aliento en tiempos extraños.

El sábado 14 de marzo de 2020 se declaraba el estado de alarma y entraba en vigor una cuarentena nacional como medida sanitaria para reducir el contagio por Covid-19. Se hizo necesario, además, suspender la asistencia pública a los cultos en las iglesias. Confirmado por la perspectiva actual, puede decirse que comenzaba una nueva etapa para la Archidiócesis compostelana.

Parecía que un tren había descarrilado. El vagón de los enfermos y mayores llevaba la peor parte. A la Iglesia, como al resto, se le pedía no moverse de sus asientos, por si todo el tren se despeñaba monte abajo, a base de contagios múltiples. Junto al liderazgo de Mons. Barrio, la diócesis comenzó por la oración, aferrándose a la intercesión de María y del Apóstol Santiago. Muchos campanarios parroquiales emularon la voz cercana de Dios a las 12:00h y  numerosas familias formaban una cadena de fe para rezar el rosario, alentados por el audio diario del Arzobispo a las 20:30h.

Poco a poco, otras voces se fueron sumando a la Esperanza. Así afrontan los cristianos lo bueno y lo difícil. En primer lugar, muchos párrocos se volcaban en iniciativas de comunicación con sus feligreses: cadenas de oración, contactos por whatsapp, retransmisión de la Eucaristía por streaming, etc. La prensa recogía parte de este ingenio. El sector que destacó en todo momento por su coraje y fidelidad fue el de la atención a los más desfavorecidos: Cáritas parroquiales y diocesana, comedores sociales, instituciones para mayores, etc. Redoble de esfuerzos para atender al clamor de los necesitados. Aun conscientes de la necesidad de su discreción, los diocesanos agradecieron, enorgullecidos, la plasmación de esta ingente labor.

Varios “galenos” prestaron su ciencia y sus consejos para un mínimo manejo de la situación vírica con paz y provecho: el doctor Carro Otero, Pilar Farjas, Fco Javier G. Barcala, … entre otros, acompañaron la sección con sus descripciones de síntomas, recomendaciones, datos científicos, etc.

El espacio “parroquia de guardia” nació con el interés de fomentar los lazos entre los diocesanos. La comunicación como cauce para el afecto y la oración. Cada día, a través del contacto con el sacerdote del lugar, los feligreses de una o varias parroquias se mantenían en oración por todos los diocesanos. Su trabajo, actividades diarias, meditación, etc., llevarían ese sello solidario de comunión.

Por la “ventana de la esperanza” se asomaba con mucha frecuencia algún rostro diocesano para contar cómo vivía la Pascua, el confinamiento, la oración, la solidaridad desde su puesto de trabajo… El valor de ponerse ante una cámara y contarlo, avivaba el coraje del resto de los fieles. Para quienes sentían que los días de cuarentena pesaban más de lo normal: “Acompañados”. El sacerdote y psicólogo Roberto Freire trazaba un itinerario ideal para la salud de mente y espíritu. Luego se sumaron las aportaciones inestimables del COF diocesano y del Centro de Escucha San Camilo, ambos con experiencia de atención los problemas de familias y particulares.

Antonio Gutiérrez, periodista, elaboró una especie de “diario”: sus “Miradas”, con buena mano literaria. La Comunidade Caná ayudaba a rezar y reflexionar desde “Caricia para el alma”.  El Padre Fabio hacía lo propio con “El pensamiento del día”, las frases de los “Padres del desierto” o el cariño a la Virgen durante el “mes de mayo” junto al original Mons. Tonino Bello. El tiempo litúrgico se prestaba para el “Rincón cofrade” y “Tras los pasos de Jesús” desde el que Fray Francisco C. Miramontes presentaba los principales lugares de la Tierra Santa.

Cada día un nuevo “Testimonio” subía a la página web; un enfoque nuevo que, como la brisa marina, refrescaba la insolación de la “reclusión” domiciliaria. Poco a poco, la tarea catequética, que nuca se detuvo, fue cobrando protagonismo, a medida en que párrocos, catequistas y familias saboreaban su fe de otra manera y agradecían ser los destinatarios de gran parte del trabajo, la atención y el cariño de la Iglesia, manifestado a través de la Delegación de Catequesis.

José F. Lago, comentador y divulgador habitual en esta diócesis de la universo bíblico, repartió con perseverancia el nutritivo Pan de la Palabra en “Desde la Escritura”. Desde el Carmelo de Santiago y desde las MM. Benedictinas, llegaba la riqueza de su espiritualidad “Desde el otro claustro”.  Los comentarios de muchos expertos diocesanos se volcaron en “Tengo una pregunta para…”. “Iglesia sirve” surgió en Pontevedra como complemento para la información local. La TVG habilitó esa “parroquia virtual” en la que los diocesanos de las cinco diócesis gallegas, unidos al Arzobispo, procuraban celebrar juntos la fe cada domingo a las 10:00h. Como complemento y línea maestra: las múltiples Cartas Pastorales de Mons. Barrio. El Obispo Auxiliar guió un Via Crucis virtual, programó un retiro en la red para sacerdotes y coordinó el final de curso para la Escuela de Agentes de Pastoral.

Todas estas colaboraciones junto con otras firmas puntuales (José Pumar, M. Longa, “las claves de D. Diego Ríos”, la Pascua Xoven con Manuel C. Cachaldora, etc.) conformaron un panorama que sorprendió por su riqueza a propios extraños. Un rostro de la diócesis más allá de la labor urgente, necesaria y primera en el tiempo de los capellanes hospitalarios. La conciencia de pertenecer a una gran familia, contribuye a la esperanza.

Delegación de Medios