Inmediatamente después de decretarse el estado de alarma debido a la pandemia del coronavirus, los responsables del blog de la Delegación de Medios, la página pastoralsantiago.org, decidieron que este foro se convirtiera en un espacio en el que alojar contenidos que cumplieran un doble objetivo: por un lado, ofrecer un canal de comunicación eficaz ante las restricciones a los contactos presenciales y, por otro, servir para transmitir un mensaje de esperanza en tiempos de prueba, como muy bien explicaba el papa Francisco en su oración ante el coronavirus.
La apuesta resultó un auténtico éxito. El número de entradas aumentó espectacularmente porque los contenidos ofrecidos se habían multiplicado y daban a la página un ritmo vertiginoso. Entre las nuevas secciones figuraba una rotulada bajo el título “Testimonio”. Era un intento de contar con un testimonio directo, personal, de muchas gentes que o bien trabajaban en primera línea en la batalla contra la pandemia (médicos, enfermeras, personal sanitario, capellanes de hospitales, etc), o que habían vivido de cerca el clima provocado por la pandemia (desde periodistas, personas de servicios esenciales que continuaban trabajando o gentes que habían padecido la enfermedad, habían vivido su aislamiento social y habían superado el virus).
Si hubiera que resumir en un único adjetivo todo aquel contenido, sumado al resto de las nuevas secciones también puestas en marcha en la página de pastoralsantiago.org, el elegido podría ser ESPERANZADOR. Pues, efectivamente, lo que se buscaba era paliar ese clima de temor, de repliegue, de aislamiento, de recelo que pudiera provocar la pandemia. Vivir el tiempo litúrgico de la Cuaresma, la Semana Santa y la Pascua, aunque fuera a través de los medios digitales o mediante el recurso a la transmisión on line de las ceremonias litúrgicas, fue el antídoto contra el desconsuelo y la desesperanza.
Y así, en la medida de nuestras posibilidades tratamos de acompañar a los familiares de los fallecidos, rezamos por las víctimas, intentamos favorecer un proceso de duelo que todavía hoy en muchos casos ha quedado inconcluso, oramos por el personal sanitario y por todos los que contribuyeron a mantener los servicios esenciales.
Los testimonios de todas aquellas personas que quisieron colaborar en esta sección, bien por escrito, bien mediante una grabación con imágenes, son un ejemplo de generosidad, de disponibilidad, de ganas de hacer comunidad; son un ejemplo de que en medio de la oscuridad siempre hay fuentes de luz que reflejan la verdadera Luz que viene de lo Alto.
A todos ellos, gracias por su testimonio y por su tiempo.
Javier Aguado
Secretaría Diocesana de Medios