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Nueva Evangelización en el Sínodo de la Familia

1.- Una o dos ideas que flotan en Roma en torno al Sínodo de las familias. Qué se dice de él, de su desarrollo, de su dirección.

Me parece que, en Roma, las ideas que “flotan” en el ambiente, son las mismas que en el resto del mundo, las que nos viene por los medios de comunicación. Lo que sí es cierto es que este Sínodo ha generado muchas expectativas, bien sea dentro como fuera de la Iglesia.

En todo caso, en la Ciudad de Pedro y Pablo se aprende a tomar perspectiva de las cosas de muchas maneras. Una de ellas, es la catolicidad de la Iglesia con la que nos encontramos de frente todos los días. Aquí uno descubre que la realidad de la Iglesia y sus problemáticas pastorales, es muy compleja y variada. Hasta tal punto que, lo que en Europa parece como el gran problema, sin embargo en otras latitudes, o ni siquiera existe, o son otros los problemas más urgentes que se necesitan afrontar.

Otra de las ideas que se ha difundido mucho en el ambiente durante el Sínodo es la falta de unanimidad de los Padres sinodales con respecto a algunos temas. Este hecho ha sido interpretado de muchas maneras, algunas muy ideológicas. A mi modo de ver, lo que sin embargo nos debería haber extrañado es que todo hubiese estado tan claro desde el inicio. Esto sólo podría indicar que la Iglesia no tiene en cuenta la rica y, por ello, compleja realidad matrimonial, máxime cuando nuestra Iglesia es universal. Nuestra catolicidad conlleva, nos guste o no nos guste, a un pluralismo, el cual no siempre es cómodo.

En este sentido, una vez más, la ciudad de Pedro y Pablo nos dan una nueva perspectiva. Estas dos grandes figuras nos muestran que las disensiones existieron en la Iglesia desde siempre. En efecto, ambos apóstoles tuvieron pareceres diversos y enfrentados sobre ciertos aspectos de la vida cristiana al inicio de la Iglesia, tal como nos muestran algunos textos neotestamentarios (Hechos 15, 1; Gálatas 2, 11-14). Y, ¿qué ocurrió? Pues al final, Pedro, el primer Papa, cambió de parecer. ¿Por qué? Porque se hizo un Sínodo, o mejor dicho, se celebró el llamado Concilio de Jerusalén.

No se trata, por lo tanto, de la victoria de la opinión de uno de los apóstoles sobre la del otro. En la Iglesia las cosas no funcionan así. La realidad fue que, en el Concilio que celebraron, los apóstoles reunidos, pudieron escuchar mejor la voz de Dios, que por la fuerza de su Espíritu, resonó con mucha más fuerza que individualmente en cada uno de los Apóstoles. No fue la opinión de Pablo la que venció, fue la Palabra de Dios que la Iglesia escuchó y que después Pedro proclamaría como verdad.

Así ocurrirá en este Sínodo de la Familia que acaba de concluir: a través de él, el papa, rodeado del Colegio episcopal, ha podido escuchar la Voz de Dios que nos habla de la belleza del misterio de la familia y su vocación. Ahora sólo nos queda esperar a que el Papa nos regale un hermoso documento en donde los católicos podamos escuchar esa voz y, en consecuencia, procuremos responder a ella en fidelidad.

2.- ¿Qué aporta al Sínodo de la Familia el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización donde te encuentras colaborando ahora?

Pues podríamos decir que el Pontificio Consejo para la promoción de la Nueva Evangelización ha dado mucho a este Sínodo, ya que el Papa ha llamado a formar parte del grupo de Padres sinodales a nuestro Presidente, Mons. Rino Fisichella. Era importante, y así lo estimó el Papa Francisco, que estuviese presente el parecer de este nuevo Pontificio Consejo.

No debemos perder de vista, por otro lado que, tanto el Sínodo extraordinario de la Familia del 2014, con el lema de “Los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización”, así como éste ordinario del 2015, estuvieron precedidos del Sínodo sobre “La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana”. Sin duda alguna, la familia es una de las grandes claves de la nueva evangelización, pues ella no sólo se juega el futuro de cualquier sociedad, sino también el de la Iglesia misma.

3.- ¿Qué le pide la Iglesia a una familia para que sea evangelizadora en estos tiempos y cómo se puede evangelizar la propia familia en las actuales circunstancias?

La familia ha sido definida como «Iglesia doméstica». Por ello, al igual que la Iglesia o, si se quiere, una parroquia, la familia es también un espacio donde el Evangelio es transmitido, vivido, celebrado y hecho catequesis.

No obstante, La familia evangeliza de una manera única. Ella transmite la fe enraizándola en los profundos valores humanos vividos en lo cotidiano del día a día. Se podría decir que desde el cacao de la mañana, al desayuno, pasando por los deberes de la tarde, o la nana que se canta a los niños antes de dormir, todo se vuelve un momento evangelizador. En definitiva, en una familia cristiana todas estas acciones, hechas de manera familiar y doméstica, se convierten en evangelización, porque la familia es Iglesia, y la Iglesia evangeliza siempre. Fijaos que importante es la familia en este sentido que, recientemente, el papa Francisco llamaba a la Iglesia «familia cristiana».

Pero, por otro lado, hoy día tantas familias parece que han olvidado esta realidad, y están precisadas de una nueva evangelización, es decir, de que se les evangelice o, lo que es lo mismo, que se les ayude a descubrir su ser Iglesia doméstica. En este sentido, toda la comunidad, nuestras parroquias, deben salir en auxilio de estas familias: rezando por aquéllas que más lo necesitan, acompañándolas, apoyándolas en cualquiera de sus necesidades, invitándolas a participar más activamente en la vida de la Iglesia, etc.

De este modo, finalmente, las familias cristianas se pueden convertir en un Evangelio, en una buena noticia para la sociedad y para el mundo. En ellas el hombre moderno comprueba sorprendido que es posible una sociedad nueva, basada en valores tan revolucionarios y regenerativos del tejido social y las relaciones humanas, como son el amor, la entrega, el sacrificio, la fidelidad, el amor a la vida,…

Miguel López Varela
Párroco de Santa María de Figueiras y Director del Secretariado Diocesano de Catequesis