Es una película norteamericana, basada en hechos reales, para toda la familia centrada en la historia de un equipo de voleybol escolar. Está protagonizada por los ganadores del Oscar Helen Hunt (“Mejor Imposible“) y William Hurt (“El beso de la mujer araña“) y la joven actriz Erin Moriarty (“Capitán Fantástico“).
La música es del español y murciano Roque Baños.
Se trata de una emotiva historia de superación, de esfuerzo, de fe y de la pérdida de los seres queridos. Sean McNamara dirige esta película producida en el año 2018.
Sinopsis:
“¡A ganar!” es la inspiradora historia del equipo femenino de voleybol del West High School y de su esfuerzo por sobreponerse a la pérdida de su capitana. ¿Lograrán ser de nuevo un equipo unido y luchar para repetir un éxito sin precedentes?
Después de triunfar en el campeonato estatal en 2010, el equipo de voleybol femenino del West High School sufre la pérdida de su capitana Caroline, una chica muy querida por todos. Cuando el equipo comienza a preguntarse si podrán seguir adelante, la fuerza y la fe de Ernie, padre de Caroline, serán el estímulo que necesitan para no rendirse. La mejor amiga de Caroline, Kelley, se pone al frente del equipo y, liderados por la entrenadora Kathy Brez, tendrán que darlo todo para intentar conseguir otra victoria aun cuando el reto parece imposible. Una lucha que les ayudará a crecer como compañeras y renovará el espíritu de la comunidad de Iowa para vivir con el contagioso entusiasmo con que lo hacía Caroline.
Una película de cine espiritual.
A veces confundimos películas espirituales con películas religiosas explicitas sobre un personaje de la biblia o de la Iglesia, en el caso del cristianismo.
El cine espiritual es el que nos lleva más allá, por medio de películas donde se realiza un trinomio: Película – Espectador – Dios.
Es decir, una película engancha al espectador donde le comunica un mensaje que hace referencia a Dios, lo nombre o no lo nombre en la película.
Un ejemplo que se ve claramente en esta película, en esta película “A Ganar!”, hay dos escenas donde hace referencia explicita a Dios. Emi, el padre de la capitana Caroline cuando murió su hija y pocos después su mujer, le echaba la culpa a Dios:
“¿Por qué Dios me castiga así…que le he hecho yo?”
Incluso un compañero cirujano se ofrecía a hablar con él o acompañarle a la iglesia el domingo…Pero él estaba enfadado con Dios.
Otra escena es cuando el padre recupera la esperanza de la vida en el equipo de chicas de voleibol y la campaña que hacen las chicas que juegan por la memoria de Caroline, capitana fallecida. Se encuentra en la iglesia con su compañero cirujano, ambos sentados y mirando al altar, el padre de Caroline reconoce que también Dios ha sufrido con él todo este tiempo, dándole otra oportunidad en la vida, la esperanza y la fe.
Todo cargado con la ilusión juvenil, propio de los tiempos que estamos con el Sínodo de los Jóvenes.
Una película que nos habla de la amistad, donde la fe y la esperanza, se mezcla con el esfuerzo personal, en este caso deportivo, llegando al corazón de las chicas como labor de un buen trabajo en equipo.
Una curiosidad es que los productores norteamericanos nos daban mucha esperanza de que esta película fuese a tener “éxito” en España, ya que el deporte es el voleybol de chicas.
Una película aconsejable para grupos de confirmación, adultos y catequesis de adultos, pues habla de la fe y de la esperanza que Dios (por medio de la entrenadora fuerte y exigente) hace que la mejor Kelley la mejor amiga de la difunta Caroline sea la que lidere el equipo.
Otra curiosidad es que en el partido final, la exigente entrenadora en vez de pedir un minuto de silencio por la capitana fallecida, pide a todo el estadio que se saluden entre todos y conozcan sus nombres, tal como solía hacer en vida la difunta Caroline, conocida por todos como Line.
Ángel Fernández Prado