La vida religiosa ha enriquecido la reflexión de la Iglesia desde los primeros momentos del cristianismo. Monasterios y conventos también se han sumado a los diálogos sinodales de nuestra archidiócesis. Las MM. Benedictinas de Santiago, implicadas en esta tarea, aportan la experiencia contemplativa que se vive en san Paio de Antealtares, enfrente mismo de la Puerta Santa, la de la Misericordia.
La experiencia como Grupo Sinodal en nuestra Comunidad está siendo muy enriquecedora aunque exigente ya que tratar de reunirnos todos los domingos de seis a siete de la tarde no siempre es fácil.
Si bien, como tal, el Grupo Sinodal lo constituimos 15 Hermanas de la Comunidad, siendo M. Abadesa la Moderadora, nos reunimos todas y, al hilo de las preguntas de cada ficha, vamos comentando las luces y sombras que percibimos sobre el tema que toque.
Al hacer el análisis de la realidad constatamos que nuestra Diócesis –al igual que nuestra propia Comunidad- está experimentando un rápido y vertiginoso envejecimiento de sus miembros debido a la escasa participación de los jóvenes y a la falta de vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada. Esto hace que sea fuerte la tentación de comparar: “Antes…pero ahora…” en nuestras reflexiones. Sin embargo, no queremos quedarnos en lamentos estériles. También percibimos un auge de nuevas experiencias, proyectos e iniciativas. La gracia de Dios es plena también ahora, y nos tenemos que abrir con confianza y esperanza a un futuro con grandes retos, urgentes retos: la reestructuración de las parroquias, una mayor coordinación y trabajo en equipo, la necesidad de fortalecer la iniciación cristiana, la formación sistemática del laicado pero también la permanente de los ya iniciados. Quizá sea esto último lo que más se ha repetido en nuestros encuentros: “falta catequesis, formación, hay mucha ignorancia religiosa…” Y, ya sabemos: “sólo se ama lo que se conoce.”
Nuestra Diócesis es un referente mundial por la tumba del Apóstol. De lejos vienen a beber de nuestra fuente, ¡no nos quedemos nosotros sedientos! Que todos puedan percibir la Iglesia no como un lugar donde realizar unos ritos sino como Comunidad de vida en torno al Resucitado.
Desde nuestra llamada y misión específica en la Iglesia como monjas benedictinas creemos que podemos aportar a la Comunidad diocesana nuestro ser y vivir en Comunidad desde la vivencia y riqueza de la Liturgia, la oración oficial de todos los bautizados, abierta a todos; compartiendo nuestra forma característica de orar la Palabra: la lectio divina en un grupo de oración sobre el salmo dominical; ofreciendo catequesis a niños y jóvenes; y un ámbito de silencio y paz a quien desee pasar unos días en nuestra hospedería.
Comunidad San Paio de Antealtares