Opinión

La otra Navidad

Si no sabes qué regalar a tus seres queridos en Navidad, regálales tu amor.
ANÓNIMO

Ceva1uando escribo estas líneas ya se han encendido las luces navideñas en los centros comerciales y los escaparates se han llenado de abetos y adornos. Ha comenzado ya la Navidad, aunque el calendario diga que faltan unos cuantos días para el 25 de diciembre. Y es que la Navidad se ha convertido en la fiesta de las comilonas, los regalos y los adornos.

La mayoría de nosotros hemos construido una Navidad paralela en la que solemos gastar, cuando menos, nuestra paga extra, en cosas que no necesitamos. Y esa supuesta necesidad hace que durante las fechas navideñas corramos de un lado para otro, toquemos el claxon desesperadamente en medio de un atasco, suframos colas infernales y, finalmente, nos malhumoremos del agobio que nos entra.

¿Y para qué? Para una costosa cuesta de enero y quien sabe si febrero, marzo, abril…La crisis no nos ha enseñado nada. La crisis no nos ha hecho ver nada de lo que de verdad importa. Seguimos comprando lo que no podemos y deseando lo que no alcanzamos. Obligaciones cuidadosamente diseñadas que nos esconden los verdaderos valores de la Navidad. Perdidos en la vorágine del consumismo, hemos dejado atrás valores que podemos dar y recibir, pero no comprar.

Compramos juguetes para tapar ausencias, regalos para cubrir carencias y cariños. Nos llenamos de comida para cubrir silencios incómodos y organizamos encuentros, comidas, cenas con personas con las que, sin la Navidad de por medio, no nos tomaríamos ni una caña. Rellenamos tiempo para no pensar en el tiempo en el que estamos. La Navidad es, además, tiempo de AMOR y PAZ. Sin embargo, son estas fechas una de las épocas del año en las que más discusiones se producen y tienen lugar más divorcios.

Estos días también podemos ver en las televisiones y redes sociales vídeos impactantes sobre otra realidad de estas fechas: la de la soledad. Circula estos días un vídeo de una cadena de supermercados alemana en el que un abuelo simula su muerte para que sus hijos pasen con él la Navidad. Unos hijos que tenían tanto trabajo que no tenían tiempo de ir a visitar a su padre hasta que reciben la noticia de su fallecimiento. Y entonces sí, en ese momento sí que hay tiempo para volver a casa. Un vídeo que golpea conciencias sobre una situación cada vez más real.

Por eso, hay que recordar, que la palabra Navidad proviene del latín nativitas que significa “nacimiento”. Conmemoramos la noche del 24 al 25 de diciembre el nacimiento de Jesús, el hijo de Dios hecho hombre. Es el punto de partida de unas celebraciones que recuerdan no sólo el nacimiento sino el anuncio a los pastores y la visita de los Reyes Magos representados en muchos belenes que se colocan en los hogares. Es en esta época, o al menos así era, donde valores como el amor, la bondad o la generosidad cobraban especial fuerza.

Por eso, es AHORA el momento, de pararnos y reflexionar, de preguntarnos qué Navidad queremos celebrar. La de amor, paz, generosidad, bondad, humildad…o la de los miedos, los enfados y los egoísmos.

Es un buen momento para que los padres pasen más tiempo con sus hijos, para adornar juntos el árbol y poner el belén. Es un buen momento para regalar un “te quiero” en vez de tantos regalos materiales. Es un buen momento para mandar una felicitación navideña, para mostrar que nos acordamos de los que queremos pero están lejos. Es un buen momento para compartir lo que nos sobra y que a otros les falta. Es un buen momento para perdonar y volver a empezar. Es un buen momento para celebrar que nosotros también podemos volver a nacer y convertirnos en mejores personas cada Navidad.

Bienvenidos a la Navidad, a la de VERDAD.

Eva Iglesias
Periodista de Cope