Vivir la fe

Ecumenismo. Conjuntados

Un don. Como el de quien sabe vestirse combinando bien las distintas prendas. Tal vez el esfuerzo ecuménico se vea algún día recompensado por una unidad física, visible, entre quienes creen en Jesucristo. En Letonia, una experiencia positiva de convivencia ha inspirado la semana de oración por la unidad de los cristianos este 2016.

El Papa Francisco, en la Catequesis de la Audiencia general del pasado miércoles 20 de enero de 2016, subrayaba el Bautismo como punto de unión entre católicos, protestantes y ortodoxos. Esto supone, en primer lugar, “que todos somos pecadores y tenemos necesidad de ser salvados, redimidos y liberados del mal”. Al mismo tiempo, “compartimos la experiencia de estar llamados al encuentro con el Dios vivo, pleno de misericordia”. Si volviésemos a encontrar juntos la fuente de la misericordia, nos daríamos cuenta de que compartiríamos la mayor fuente de esperanza.

Otra consecuencia del Bautismo: compartimos un vínculo indisoluble, por el que no mentimos al llamarnos “hermanos”. “Somos pueblo santo de Dios”. Además, se deduce la misión en común de esa familia: transmitir a otros la misericordia recibida, “comenzando por los más pobres y abandonados”. En la celebración de las Vísperas por la Solemnidad de la Conversión de San Pablo, el Papa apuntó un camino seguro hacia la unidad: “Convertirse”. “Dejar que el Señor viva y trabaje en nosotros”. “Cuando los cristianos de diferentes Iglesias escuchan juntos la Palabra de Dios y tratan de ponerla en práctica”.

Estos días se explicó la bella experiencia de Letonia: en el centro de la catedral luterana de Riga hay una fuente bautismal del siglo XII, tiempo de la evangelización de san Meinardo. Aquella fuente constituye un signo elocuente para el pueblo letón: católicos, luteranos y ortodoxos reconocen el origen común de su fe en un Bautismo común.

El periodista letón Ivars Kupcis, cubriendo la semana de oración por la unidad en su país, afirmaba lo siguiente: “Además de manifestarse en el culto ecuménico –que cuenta con la participación de iglesias luteranas, católicas romanas, ortodoxas, apostólicas armenias, bautistas, adventistas, pentecostales y metodistas, y algunas veces incluso con representantes de la comunidad de viejos creyentes–, la unidad cristiana en Letonia generalmente se materializa en la cooperación práctica, que incluye conferencias teológicas conjuntas, cooperación en la educación teológica o la preparación del programa de educación religiosa ecuménica para las escuelas públicas. Por otra parte, en relación con las autoridades estatales, los cristianos de distintas denominaciones han sido capaces de adoptar una posición común: la capacidad de hablar con una sola voz ha permitido a las iglesias comunicar sus valores de manera más eficaz”.

La persecución sufrida en Letonia durante el régimen soviético, ha aportado una mentalidad dialogante. Los desacuerdos y las rivalidades no tenían sentido ante la necesidad de transmitir la idea de un mismo Padre celestial que acompaña a su hijos en todo momento. Hoy por hoy, tal vez se echa un tanto en falta el trabajo teológico cualificado que respalde el clima de confianza que existe entre las diversas iglesias.

En un barrio de Riga, la capital de Letonia, comenzó hace ya 20 años una bonita historia de amistad ecuménica entre cuatro iglesias: la iglesia de Lutero en Tornkalns, la iglesia bautista de Agenskalns y las iglesias católicas de santa Teresa y María Magdalena. Al parecer, el clero de estas comunidades se reúne una vez al mes para tratar temas de actualidad y, cada año, sus miembros celebran al menos un encuentro en una de las sedes. También se publica un calendario común, de amplia difusión, y las iglesias comparten un ministerio de atención espiritual en el Hospital Infantil de Riga.

En Lumen Gentium 15 destacamos una serie de vínculos muy fuertes de unidad entre las iglesias:

  • la fe en un mismo Dios trino.
  • la fe en Jesucristo como Señor, salvador del pecado.
  • un mismo bautismo.
  • la biblia como palabra inspirada de Dios.
  • la plegaria común, la confesión del símbolo de los apóstoles y de Nicea Constantinopla.
  • el episcopado, la celebración de la eucaristía y la devoción a la Virgen en algunos casos.

Redacción