Más años en Japón que en su Galicia natal. Disponibilidad absoluta a cualquier edad. Este breve testimonio de la hermana Maruxa, jesuitina, impresiona por tantas primaveras de entrega y por un espíritu eternamente joven. “Semper fidelis”.
Vivo en una comunidad en el noreste del Japón. La Congregación me lo ha pedido. Llevo 52 años en este país. Vine cuando tenía 33 y ahora tengo 85. Pero todavía el Señor me conserva la salud.
Ahora vivo en una comunidad dedicada a los emigrantes. Somos 3 hermanas residimos en una iglesia que se llama Nuestra Señora da Aparecida, patrona del Brasil. Se construyó en conmemoración de los 100 años que se cumplieron desde que los primeros japoneses fueron al Brasil. Allí nacieron parte de cuantos hoy se asientan aquí. Se bautizaron en el país carioca y ahora, muchos de ellos y sus descendientes han regresado, y quieren ir a Misa. Pero no entienden japonés. La diócesis, quiso hacer esta Iglesia para, que los domingos, al menos, puedan celebrar juntos la fe. Después de unos años trabajando en Japón, vuelven para el Brasil. En esta Iglesia estaré hasta que Dios quiera. Perdonen que no les pueda escribir con más detalle. Desde el Japón siempre unidos.
Sor María del Carmen López Fernaández (Maruxa)
Misionera Jesuitina en Japón