Testimonio

Santiago Telmo

Mi vocación nación en la Parroquia de San Juan Bautista de Meaño; cuando era un niño y veía al sacerdote celebrar, inocentemente pensaba: que bueno es eso de trabajar solo el domingo. Que cosas pensaba de aquella, también veía en el cura a una persona diferente, era feliz, no buscaba lo que otros buscaban, por eso pensé que esa podía ser mi vocación.

Aconsejado por el párroco D. José Manuel Taibo García, entre en el Seminario Menor para discernir la vocación.

En ese tiempo se me dio la oportunidad de ir los miércoles a la Capilla Universitaria con la delegación de Juventud, donde celebrábamos la Eucaristía y teníamos un rato de Exposición del Santísimo, ese tiempo de oración fue clave para tomar la decisión de dar el paso al Seminario Mayor, aunque esto puede parecer que fue de un día para otro, tarde cinco años y medio en ver que el sacerdocio era mi vocación.

En segundo de bachillerato, con dos compañeros más, fuimos con el formador a ver al Rector del Seminario Mayor, con el que hablamos un largo rato, después nos dijo que en el verano nos íbamos a un campo de trabajo, algo que me desconcertó un poco, porque a pesar de decidir entrar en el Mayor aún no estaba dentro y que me mandaran a Francia, al Santuario de la Virgen de Lourdes, pues no entraba en mis planes.

El Señor que me llamo, de dio esta oportunidad para discernir de forma más profunda junto a su madre la Virgen, en el santuario de Lourdes, el compañero que me acompañaba era Carlos Miramontes, que ya es sacerdote, y al cual había conocido en los Encuentros Vocacionales.

La experiencia fue muy bonita y agotadora. Con esta experiencia y otras muchas, llegue a este momento seis años después, a los pies de la Ordenación de Diacono, algo nervioso y muy feliz de que el Señor me llamase a esta vocación tan especial.

Santiago Telmo