Comenzamos el verano, tiempo para recargar energías y dedicar tiempo a actividades que durante el curso no es posible, tiempo para celebrar innumerables fiestas por toda nuestra geografía, tiempo para examinar el curso recién concluido.
Un curso que termina con todo el mundo pendiente de Rusia y del nuevo orden futbolístico que nos dejará, pero obviando situaciones tan dramáticas como las que estamos viviendo en el Mediterráneo, o el debate de leyes que cada vez más nos deshumanizan.
Un curso, que en nuestra diócesis, nos deja motivos para la esperanza, acontecimientos como la puesta en marcha de la escuela de agentes de pastoral, como primera gran iniciativa de renovación tras el Sínodo Diocesano, en la que participaron un millar de personas en las 26 sedes o las recientes ordenaciones (dos sacerdotes y tres diáconos) entre otros.
Próximas las festividades de la Virgen del Carmen y Santiago Apóstol tenemos presentes a todas las gentes del mar que reclaman nuestra atención y a los miles de peregrinos que por los diversos caminos se acercan a la tumba de nuestro Patrón.
Josecho López Moldes