Extractamos las palabras de una entrevista con Pilar Farjas, directora de cáritas interparroquial de A Coruña.Corría el mes de mayo de 2020 y el tema versaba sobre el proyecto de economatos que funcionan en A Coruña, gran núcleo urbano de población y lugar de concentración de participantes de cáritas. El coronavirus generaba enfermos, fallecidos y también personas muy necesitadas.
El proyecto de los Economatos de Cáritas en la ciudad herculina, la de mayor población de la diócesis de Santiago, nace en 2018 con el planteamiento de mejorar la atención de los participantes de Cáritas: de una forma más ordenada; dignificando; con más gama de productos de alimentación e higiene, etc. Al mismo tiempo, se daba respuesta a una petición de varias Cáritas parroquiales que concentran en la ciudad de A Coruña el mayor número de usuarios, por tratarse de los barrios con menor ingreso per cápita de la ciudad o por la elevada concentración de inmigrantes. Estas parroquias (San Francisco Javier, El Pilar, San Pedro de Visma, San Antonio o Sta. Margarita) situadas en los barrios de Mariñeiros, Ventorrillo, Orzán o Sta. Margarita, se percataron de las dificultades derivadas de: acudir al Banco de Alimentos, recibir donaciones, utilizar furgonetas, descargar y almacenar camiones con productos, preparar bolsas de comida, atender colas de usuarios,voluntarios de edad muy avanzada, etc.
Ese verano comenzó la búsqueda de locales y el estudio de otros proyectos parecidos existentes en Cáritas Española, por ejemplo, en Toledo o Andalucía (con varios modelos en marcha). Los objetivos del Economato son: primero, garantizar la disponibilidad de una gama de 70 productos básicos referidos a alimentación e higiene. Segundo, identificar las fuentes de esos productos; para ello tenemos convenios con el Banco de Alimentos, fondos de alimentos sociales de la Unión Europea (cuya solicitud ya estaba coordinada por algunas de las parroquias) y también donaciones de entidades, comercios o empresas de distribución (como Gadisa y Vegalsa, que nos proveen, a precio de mayorista, de los productos que no obtenemos por donaciones). Además, en algunos casos, se utilizan vales de dinero para comprar en tiendas. Se llevó a cabo una campaña de difusión en empresas por si había donaciones directas de alimentos.
El Economato siempre funciona como un servicio de apoyo a las Cáritas parroquiales, quienes nos derivan a los participantes. Ellas acogen y analizan la situación de necesidad, determinando la cuantía, en vales nominales que se le entregan a cada familia, de acuerdo con los ingresos, el número de familiares, etc. El Economato opera como una tienda. A causa del coronavirus, hemos cambiado, lógicamente, el circuito de atención para reducir al máximo el contacto físico. Tras la acogida, el usuario se identifica con su DNI o pasaporte y se le cargan los vales, con los que pagará luego sus productos. Entra a la tienda y elige sus productos, los cuales tienen un precio de referencia que les permite contabilizar lo que se puede llevar; pasa por caja, se lleva su ticket y queda constancia del remanente de dinero para poder acudir otro día.
¿Qué nos permite este sistema? En primer lugar, tener seguimiento de las existencias que entran y salen, con los albaranes para luego pasar la información a cada una de las Cáritas. El Economato tiene un sistema de gestión electrónica. De esta manera, las parroquias llevan un control ordenado de los vales que entregan y de los productos que, si no proceden de donaciones, ellas mismas los han de adquirir. ¿Qué aporta? Una forma digna y normalizada de atención a las necesidades de las personas. Existe un reglamento para promover una compra diversificada, sin acopios selectivos. Permite una relación afable, cercana, de proximidad, parecida a la que se genera en una tienda común de barrio. Aquí nos conocemos todos.
Además, posibilita la atención más adecuada a los gustos culturales. El 60% de los usuarios son inmigrantes, con sus características propias. Si nos comentan alguna preferencia o uso habitual, tratamos de orientarles e incluso, en la medida de lo posible, adaptarnos a sus particularidades. El servicio está abierto a cualquier parroquia. En el entorno del barrio de Los Mallos y Sagrada Familia, hemos abierto, en enero de 2020 un segundo economato, para las parroquias de San Luis Gonzaga, de San Benito, de San Rosendo, Fátima, el Carmen. Me gustaría resaltar que tanto Vegalsa como Gadisa, grandes colaboradoras, han donado el diseño y el montaje de los economatos; en los compases más difíciles de la pandemia, contar con su soporte nos ha facilitado la consecución de guantes, geles hidroalcohólicos, mascarillas o papel higiénico.
Hemos apreciado la importancia vital de los economatos, precisamente con la oleada del covid-19. Las Cáritas parroquiales trataron de seguir ayudando a los más vulnerables, pero su operatividad sufrió un bloqueo con el cierre de los servicios y la elevada edad de sus voluntarios. Al Economato, en cambio, le fueron derivados todos esos usuarios mediante el contacto telefónico, o el correo electrónico. De hecho, se ha ampliado el número de parroquias atendidas (ya son 20) y, en aquellos duros momentos, se pudo evitar al máximo cualquier desplazamiento domiciliario de los participantes.
Una de las buenas noticias del confinamiento ha sido la incorporación de voluntarios más jóvenes que se han ofrecido a echar una mano, algunos de ellos tras haber sufrido un ERTE o pasarse al teletrabajo. Se han conformado dos equipos permanentes de atención con todas las medidas sanitarias posibles, dando respuesta rápida y eficaz a las necesidades de reparto de alimentos en las parroquias.
Cada economato cuenta con un trabajador de Cáritas y un grupo de unos 8-10 voluntarios dan apoyo a las tareas de descarga y a la acogida. Existe un horario de mañana o tarde 4 días a la Semana en C/ Bellavista y 3 días a la semana en C/ Reyes Magos. Los usuarios pueden ir, indistintamente, a uno u otro. La existencia de estos centros, ha permitido acoger fácilmente donaciones importantes. Una Cáritas parroquial corriente, tiene mucha más dificultad para albergar lotes de congelados de cientos de kilos, por ejemplo, como los que alguna empresa nos ha ofrecido durante la pandemia. Sin el Economato, probablemente no se hubiesen podido aceptar esos productos por falta de medios, perdiéndose esos excedentes que, en ocasiones son de gran calidad.
Las cifras de 2019 ya apuntaban el alta de más de 2000 familias (El número sigue creciendo, aumentando también las necesidades de las mismas); 18.000-20.000€, el valor económico mensual de lo que se entrega. El pasado mes de marzo, por razones obvias, se habían superado los 40.000€; fueron entregadas 155.000 unidades (que corresponden a 155 toneladas de alimentos) por valor de 156.000€, a precio de economato. De ellos, 42.000€ se refieren al valor de productos comprados por Cáritas para entregar y el resto procede de donaciones. Con este sistema, de cada 100€ la parroquia sólo aporta 42€; el resto lo puede destinar a las necesidades de otras familias.
Cáritas parroquial en A Coruña lleva más de 25 años con un sistema de comunidad cristiana de bienes por el que, de los ingresos en colectas y donaciones, un 10% se destina a Cáritas Diocesana y un 40% se destina a un fondo que luego se redistribuye a cada parroquia según el número de usuarios necesitados en la misma.
El primer día de la pandemia, el ayuntamiento se puso en contacto con Cáritas, pues se veía desbordado por llamadas de familias con solicitudes de emergencia para compra de alimentos. Gran número de ellas no constaban en sus registros ni estaban dadas de alta. El estamento municipal no tenía ninguna posibilidad de atender ese tipo de ayudas de emergencia porque hay que seguir determinados procedimientos administrativos. Nos pidieron ayuda porque Cáritas sí tiene esa capacidad de respuesta inmediata. Organizamos un sistema a través de entrega de tarjetas para la compra de alimentos, que ya funcionaba para las familias de nuestros pisos de acogida. Entre marzo y abril de 2020, hemos atendido por valor de 40.000€ en ayudas (alimentos y productos básicos) a las 300 familias que nos derivaron.
Por otra parte, la mayoría de familias que vienen al Economato son participantes de otros programas de Cáritas: atendidas por sus Cáritas parroquiales, unos asisten a los cursos de formación de Violetas, otros niños acuden al programa Familia Educa, mujeres jóvenes concurren al Programa Materno Infantil, etc. Porque no toda la ayuda de Cáritas se refiere a la alimentación.